Un buen café

 Está amaneciendo. Hoy no hay niebla y los rayos del tibio sol de invierno comienzan a atravesar la cristalera del bar.

-¡Buenos días, Catalina! Has llegado muy temprano.

-¡Buenos dias, Ulises! Sí, los niños no han parado en toda la noche y me han despertado antes de lo normal. Está fresca la mañana, tengo frío.

-Quédate al lado de la cafetera, se está más calentito. Ya sabes que el jefe no enciende la calefacción hasta que no empiecen a llegar clientes ¿Te apetece café?

-¡Vale! Si algo bueno tiene éste bar es el café.

 Se abre la puerta y entra Juan, el jefe, precisamente hoy hace veintidós años que inauguró el negocio. No va a haber celebración de aniversario, con él no van ésas cosas.

 Le acompaña un hombre que, tras una breve charla, se pone manos a la obra con su actividad.

  -¿Quién es ése, Uli? ¿Lo conoces? Parece un proveedor nuevo.

 -No sé, es la primera vez que lo veo, aunque parece que no tiene aspecto de querer consumir nada. Me voy a acercar a ver si dice algo.

 -Yo no me muevo de la cafetera mientras que no sea necesario, estoy empezando a entrar en calor.

 Al cabo de un rato, el hombre ha terminado con su trabajo  y se marcha. 

 El bar está abierto pero aún no ha entrado ningún cliente, Juan sale con la tortilla recién hecha de la cocina.

 "Me tomaré un buen café mientras le echo un vistazo a la prensa", dice dejando,  satisfecho, la tortilla sobre la barra.

 -¡Vaya, Catalina! Parece que el primer cliente es el jefe... ¿a dónde vas?

 -Voy a probar eso que el proveedor nuevo ha estado dejando por la barra, huele muy bien y tiene un aspecto muy apetecible. Después creo que volveré con mis hijos y les llevaré el desayuno, tienen que estar hambrientos, han pasado una noche muy movida.

 -Tranquila, puedes irte cuando quieras, hoy el bar está muy tranquilo. Date prisa, antes de que el jefe termine su café y empiece a incordiar.

 -Gracias, Uli. Pásate después a vernos y me entretienes a las criaturas un rato.


***

 

Al día siguiente, Juan abre la verja y la puerta del bar. Todo está en silencio, va encendiendo luces y pone a punto la cafetera para comenzar la jornada. El mismo ritual desde hace veintidós años y un día.

 Debajo de la cafetera, al lado de los posos del café, encuentra lo que parece ser un nido de cucarachas, hay dos ejemplares adultos y decenas de crías muy pequeñas. Todas están muertas. 



 "Pues sí que ha sido eficaz", piensa, y saca un folleto del bolsillo en el que se puede leer:

"Empresa especialista en Control de Plagas de Cucarachas.

Gel que contiene un ingrediente atrayente de feromonas y un insecticida alimenticio muy resistente para cucarachas.

Nuestro gel es ingerido por las cucarachas recolectoras y transmitido ampliamente a las colonias, puesto que estos insectos se alimentan de las heces y de los cuerpos inertes, creando un efecto cascada [...]"

 -¡Buenos días, Juan! Un café solo, por favor.

 -Aquí tiene, caballero. Un buen café.


@carabelzgz

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